Se trata de un arbusto perenne de entre 1,5 y 2,5 m de altura. Crece con mayor frecuencia en claros de bosques o prados, en especial donde el fuego o las talas han dejado un espacio abierto para que medre esta colonizadora oportunista. Es de fácil cultivo y tiene tendencia a extenderse a menos que se la mantenga bajo control. Prefiere suelos profundos y ácidos, pues los calcáreos le producen clorosis.
Su fruto es conocido con el mismo nombre que la planta y consiste en una polidrupa de sabor fuerte y dulce. La frambuesa fructifica a finales de verano o principios de otoño. Esta fruta del bosque es parecida a la zarzamora, pero más pequeña y blanda.
Entre otros nutrientes, sus frutas contienen cantidades considerables de ácido elágico, una sustancia que podría ser beneficiosa en la quimioprevención de ciertos tipos de cáncer. Las frambuesas oscuras (negras y azules) contienen cantidades considerables de antocianina —igual que el ácido elágico, un biofenol— que se aplica contra los radicales libres de oxígeno, los que provocan la degeneración de células y de los órganos en mamíferos. Estudios de la Universidad Estatal de Ohio dirigidos por el profesor Gary Stoner llevaron a la presentación de una solicitud de patente en los Estados Unidos (USPTO), respecto de los usos del ácido elágico y la antocianina para combatir la degeneración de órganos y diferentes tipos de cáncer.
La vitamina C y los compuestos fenólicos están presentes en las frambuesas rojas.
